Consejos para alejar al cáncer de nuestras vidas.

Si bien es cierto la información sobre la prevención del cáncer evoluciona constantemente, tanto como la relacionada con los alimentos. En general la investigación y la evidencia científica entregan certezas respecto de que el estilo de vida afecta las probabilidades de tener cáncer.

1. No consumas tabaco

El tabaco se vincula con varios tipos de cáncer, incluido el cáncer de pulmón, boca, garganta, laringe, páncreas, vejiga, cuello del útero y riñón. Incluso inhalar humo de segunda mano podría aumentar el riesgo de cáncer de pulmón.

Sin embargo, fumar no es lo único dañino. Se ha vinculado el tabaco de mascar con el cáncer de boca, garganta y páncreas.

Mantenerse alejado del tabaco, o decidir dejar de consumirlo, es una parte importante de la prevención del cáncer.

2. Protégete del sol

El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más comunes y uno de los más prevenibles. Prueba estos consejos:

  • Evita el sol del mediodía. Mantente alejado del sol de 10:00 a 16:00, cuando los rayos del sol son más fuertes.
  • Quédate en la sombra. Cuando estés al aire libre, permanece en la sombra tanto como sea posible. Los anteojos de sol y un sombrero de ala ancha también ayudan.
  • Cúbrete la piel. Usa ropa que cubra la mayor cantidad posible de piel. Cúbrete la cabeza y usa anteojos de sol. Usa colores brillantes u oscuros, ya que reflejan más los rayos dañinos del sol que los colores pasteles o el algodón blanqueado.
  • No escatimes en protector solar. Usa un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar de al menos 30, incluso en días nublados. Aplica mucho protector solar. Vuelve a aplicarlo cada dos horas, o con más frecuencia si estás nadando o sudando.
  • Evita las camas y las lámparas solares. Pueden causar el mismo daño que la luz solar.

3. Mantén un peso saludable y haz actividad física

Mantener un peso saludable podría reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer. Estos tipos de cáncer pueden incluir cáncer de mama, próstata, pulmón, colon y riñón.

La actividad física también contribuye. Además de ayudarte a controlar tu peso, la actividad física por sí sola podría reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama y de colon.

Realizar cualquier cantidad de actividad física brinda beneficios para la salud. Sin embargo, para obtener los mayores beneficios, esfuérzate por conseguir al menos 150 minutos a la semana de actividad aeróbica moderada o 75 minutos a la semana de actividad aeróbica intensa.

Puedes combinar actividad moderada con intensa. Como meta general, incluye al menos 30 minutos de actividad física en tu rutina diaria. Cuanto más, mejor.

4. Lleva una dieta saludable

Aunque comer alimentos saludables no puede garantizar la prevención del cáncer, podría reducir el riesgo. Considera lo siguiente:

  • Consume muchas frutas y verduras. Basa tu dieta en frutas, verduras y otros alimentos de origen vegetal, como granos o cereales integrales y frijoles (alubias o porotos). Come alimentos más ligeros y magros al elegir menos opciones altas en calorías. Limita los azúcares refinados y las grasas de origen animal.
  • Si bebes alcohol, que sea con moderación. El alcohol aumenta el riesgo de tener diferentes tipos de cáncer, como cáncer de mama, de colon, de pulmón, de riñón y de hígado. Cuanto más alcohol bebes, más aumenta el riesgo.
  • Limita las carnes procesadas. Comer carne procesada a menudo puede aumentar levemente el riesgo para ciertos tipos de cáncer. Esta información proviene de un informe del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, el organismo contra el cáncer de la Organización Mundial de la Salud.
  • Alimentos ultra procesados. El grupo de los AUP, incluye alimentos que actualmente son parte de la dieta diaria de muchas personas, como los panes y bollos envasados, aperitivos envasados dulces o salados, confitería industrializada y postres, sodas y bebidas azucaradas, bolitas de carne, pollo y nuggets de pescado, y otros productos cárnicos reconstituidos transformados con la adición de conservantes distintos de la sal (por ejemplo, nitritos), fideos instantáneos y sopas, comidas preparadas congeladas o en la estantería, y otros productos alimenticios elaborados principalmente o completamente a partir de azúcar, aceites y grasas, y otras sustancias que no se usan comúnmente en preparaciones culinarias como aceites hidrogenados, almidones modificados, y proteínas aisladas. En resumen, ninguno de ellos tiene forma de alimento.

Las personas que siguen una dieta mediterránea, con aceite de oliva extra virgen y frutos secos mixtos, podrían tener un menor riesgo para cáncer de mama. La dieta mediterránea se centra en alimentos de origen vegetal, como frutas y verduras, granos o cereales integrales, legumbres y frutos secos. Quienes llevan una dieta mediterránea eligen grasas saludables, como aceite de oliva en vez de mantequilla, y pescado en vez de carne roja.